En su primer contacto formal con la prensa el Sumo Pontífice leyó un texto en el que también se enfocó en las dificultades de los medios de comunicación: “Vivimos tiempos difíciles de navegar y de contar”
León recibió una ovación de pie al entrar en el auditorio del Vaticano para su primer encuentro con representantes del público.
El pontífice, afirmó en tono de broma que, los aplausos iniciales “no significan mucho”, pero que agradecería que estuvieran “aún despiertos” para aplaudir al final.
En su discurso posterior, León XIV instó a los periodistas a contribuir a poner fin a la polarizante “guerra de palabras”, compuesta de ataques partidistas e ideológicos, y a no dar cabida al fanatismo y al odio.
Añadió que la inteligencia artificial debe utilizarse con “responsabilidad y discernimiento”.
El misionero agustino de 69 años, elegido en un cónclave de 24 horas la semana pasada, instó a los periodistas a usar palabras por la paz, rechazar la guerra y dar voz a quienes no la tienen.
Expresó su solidaridad con los periodistas de todo el mundo que han sido encarcelados por intentar buscar y divulgar la verdad. Entre aplausos de la multitud, pidió su liberación.
“La Iglesia reconoce en estos testigos —pienso en quienes informan sobre la guerra incluso a costa de sus vidas— la valentía de quienes defienden la dignidad, la justicia y el derecho de las personas a estar informadas, porque solo las personas informadas pueden tomar decisiones libres”, afirmó.
El sufrimiento de estos periodistas encarcelados interpela la conciencia de las naciones y de la comunidad internacional, y nos insta a todos a salvaguardar el preciado don de la libertad de expresión y de prensa.
La agenda previa de León XIV
El acto se celebró un día después de que el nuevo papa, nacido como Robert Francis Prevost, lanzara su primer gran mensaje internacional desde el balcón de la plaza de San Pedro.
Ante una multitud de fieles, León XIV exclamó: “¡Nunca más la guerra!”, aludiendo a los actuales enfrentamientos en Ucrania y Gaza. En el marco del 80º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, advirtió sobre el riesgo de un nuevo conflicto global y pidió evitar lo que calificó como un “dramático escenario” para la humanidad.
Prevost, de 69 años, es el primer papa con raíces estadounidenses y peruanas, y el segundo pontífice originario del continente americano, tras Francisco.
Agustino de formación, desarrolló buena parte de su vida pastoral como misionero en zonas rurales del Perú, experiencia que definió su perfil y su sensibilidad social.
“Estoy aquí para poder agradecer al papa por todo lo que ha hecho por el Perú, por los pueblos olvidados, por los pueblos originarios del Perú”, declaró a la AFP Alejandrina Espinosa, una mujer quechua que participó en la oración dominical llevando una bandera Wiphala.
El sábado, en su primera reunión con el Colegio Cardenalicio, León XIV explicó el motivo detrás de su nombre papal: un homenaje a León XIII (1878–1903), autor de la encíclica Rerum Novarum, y figura clave en el desarrollo de la doctrina social de la Iglesia.
“Hoy la Iglesia ofrece a todos su patrimonio de doctrina social para responder a otra revolución industrial y a los desarrollos de la inteligencia artificial”, dijo el nuevo pontífice.
A su juicio, estos avances “comportan nuevos desafíos en la defensa de la dignidad humana, de la justicia y el trabajo”.
La elección de León XIV llega en un momento de fragmentación dentro de la Iglesia católica, con temas urgentes como la crisis de vocaciones, los casos de abusos sexuales, y la discusión sobre el rol de las mujeres en estructuras de decisión.
“Creo que va a ser un buen papa y que tiene muchas cosas por delante que analizar, como la inteligencia artificial y la guerra en Ucrania”, opinó la abogada costarricense Paola Colombo, de 42 años.
La agenda del nuevo pontífice continúa esta semana con la recepción al cuerpo diplomático acreditado ante la Santa Sede, programada para el viernes.
Además, el próximo 18 de mayo tendrá lugar la misa de inauguración oficial del pontificado, donde León XIV recibirá los símbolos del poder papal, incluido el palio y el anillo del pescador, que en el pasado se utilizaba para sellar documentos oficiales del Vaticano.
A diferencia de su predecesor, cuyo estilo directo generó incomodidad en ciertos círculos políticos, León XIV es visto como un líder más sereno y diplomático.
Analistas vaticanos señalan que podría tener mayor margen para avanzar en temas sensibles sin generar resistencias inmediatas. Su doble identidad cultural y pastoral, combinada con experiencia en América Latina y en el gobierno de Francisco, lo posiciona como un puente potencial entre tradición y reforma en el seno de la Iglesia.
A medida que se acerca su misa solemne del 18 de mayo, los fieles y observadores internacionales prestan atención a los primeros pasos de León XIV, quien parece decidido a asumir con serenidad los retos del siglo XXI y a proyectar una Iglesia comprometida con la justicia, la paz y la dignidad humana en tiempos de incertidumbre global.