La Casa Blanca apuesta a un plan integral para acorralar al chavismo: presencia de marines en el Caribe, sanciones, denuncias por narcotráfico y la inclusión del Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas.
Estados Unidos dio un giro en su política hacia Venezuela y, bajo la administración de Donald Trump, decidió profundizar su estrategia de presión contra el régimen de Nicolás Maduro. En apenas siete meses, la Casa Blanca combinó despliegue militar, sanciones económicas y una narrativa que vincula directamente al chavismo con el narcotráfico internacional.
Entre las medidas más resonantes figuran la recompensa de 50 millones de dólares por información que lleve a la captura de Maduro, la inclusión del Tren de Aragua y el Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas y la acusación contra el propio mandatario venezolano como jefe de un “cartel narcoterrorista”. A esto se sumó el despliegue de 4.000 marines en el Caribe y el envío de buques de guerra cerca de las costas venezolanas.
“Maduro no es un presidente legítimo, sino el líder de un cartel narcoterrorista”, afirmó la vocera Karoline Leavitt, dejando entrever que Washington no descarta una operación de mayor alcance.
La respuesta del chavismo
El gobierno venezolano respondió con movilizaciones masivas, una cumbre de emergencia del ALBA y amenazas de alistamiento de 4,5 millones de milicianos. También difundió imágenes de tanques y vehículos militares trasladados a distintos puntos del país, en un intento por mostrar poder de disuasión frente a la principal potencia militar del mundo.
Sin embargo, analistas advierten que las Fuerzas Armadas bolivarianas atraviesan un deterioro estructural: la modernización iniciada en los años 2000 con compras a Rusia, China e Irán quedó frenada por la crisis económica y la guerra en Ucrania, lo que generó escasez de repuestos y equipos inactivos.
Objetivo: aislar al régimen
El despliegue norteamericano no solo busca condicionar a Maduro, sino también impedir posibles acciones militares sobre Guyana, un territorio rico en petróleo que Caracas reclama como propio y que el chavismo utiliza como bandera nacionalista.
Trump, mientras tanto, intenta quebrar el sistema político y militar interno de Venezuela, apuntando a figuras clave como Diosdado Cabello y a antiguos aliados del régimen, entre ellos Hugo “el Pollo” Carvajal, extraditado a Estados Unidos y acusado de narcoterrorismo, el mismo cargo que hoy se le atribuye a Maduro.
En este escenario, la tensión escala en la región y abre interrogantes sobre hasta dónde llegará la presión estadounidense y si el régimen bolivariano tiene la capacidad real de sostenerse frente a la ofensiva.