El Ministerio de Salud Pública reportó tres nuevas muertes por chikunguña y advirtió que la mayoría de los casos graves afecta a menores de edad.

Cuba elevó a 55 la cifra total de fallecidos en la epidemia de dengue y chikunguña que atraviesa el país, tras confirmar tres nuevas muertes asociadas al virus chikunguña, según supo Radio El Mundo en base a información oficial difundida desde La Habana.
El Ministerio de Salud Pública (Minsap) informó que, del total de víctimas fatales, 37 muertes corresponden a complicaciones por chikunguña y 18 por dengue, mientras que 43 pacientes permanecen en estado grave en unidades de cuidados intensivos.
Según la vicetitular del Minsap, Carilda Peña, solo en la última jornada se registraron 2.188 casos de síndrome febril inespecífico —síntoma inicial común en ambas enfermedades—, y se confirmaron 372 nuevos contagios por chikunguña, elevando a 47.756 el total de infectados por ese virus.
Subregistro y grupos vulnerables
Las autoridades sanitarias admitieron la existencia de subregistro, dado que muchos pacientes no acuden a los centros médicos y cursan la enfermedad en sus hogares.
Peña alertó que la mayoría de los casos graves corresponde a menores de 18 años, y pidió extremar la vigilancia y la atención temprana.
Tendencia y pronóstico
La viceministra destacó como señal alentadora que en las últimas siete semanas se observa una disminución sostenida de casos con síndrome febril inespecífico, lo que abre la posibilidad de, hacia fin de año, declarar que algunas regiones han interrumpido la transmisión.
La epidemia fue declarada oficialmente en noviembre y afecta a un país que cuenta con cobertura sanitaria universal y gratuita, pero enfrenta limitaciones materiales para el control vectorial.

Sin luz, sin comida, sin agua, sin medicamentos y sin futuro: Los cubanos sufren la peor crisis desde que la dictadura castrista tomó el poder hace más de 65 años.
A principios de Octubre, Miguel Díaz-Canel convocó una reunión de emergencia en La Habana tras las protestas y cacerolazos por apagones, basura acumulada y falta de agua. El gobernante movilizó fuerzas militares y prometió atender directamente las demandas vecinales.

El gobernante cubano encabezó un encuentro de urgencia con altos mandos del Partido y las Fuerzas Armadas para analizar la crisis energética, el manejo de la basura y la falta de agua, detonantes de la indignación ciudadana.
Reunión de emergencia en el Comité Provincial del PCC
El primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC), Miguel Díaz-Canel, presidió este viernes una reunión extraordinaria en el Comité Provincial del PCC en La Habana, tras las protestas y cacerolazos registrados la noche anterior en varios barrios de la capital.
El encuentro contó con la presencia de ministros, jefes militares y altos dirigentes del Buró Político. Según informó el sitio oficial del PCC, se abordaron las crecientes quejas ciudadanas por los apagones, la acumulación de basura y los problemas en el abasto de agua, factores que han detonado la molestia popular en los últimos días.

Refuerzo militar y equipos de trabajo en los barrios
Durante la reunión, Díaz-Canel anunció la creación de equipos de trabajo conjuntos entre autoridades locales y organizaciones de masas para “atender directamente las demandas vecinales”.
Sin embargo, la medida vino acompañada de una movilización de medios y fuerzas pertenecientes a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y al Ministerio del Interior (Minint), lo que refuerza la presencia militar en la gestión de la crisis.
Entre los asistentes destacaron el primer ministro Manuel Marrero Cruz, el ministro de las FAR Álvaro López Miera, el secretario de Organización del PCC Roberto Morales Ojeda y el secretario del Consejo de Ministros José Amado Ricardo Guerra. La convocatoria fue interpretada como un gesto de cierre de filas ante el estallido social.
El Gobierno insistió en que las comunidades deberán participar activamente bajo la conducción de organizaciones juveniles y de masas, dentro de lo que denominó un “sistema integrado para enfrentar los problemas de la capital”.
Protestas y cacerolazos en Centro Habana
La noche del jueves 2 de octubre, vecinos de Centro Habana protagonizaron cacerolazos, fogatas y consignas de “¡Libertad!” en medio de apagones prolongados que afectaron a buena parte de la ciudad.
Varias intersecciones fueron bloqueadas en protesta pacífica, incluso con la participación de menores. Los disturbios ocurrieron tras más de 12 horas de cortes eléctricos continuos, en una de las jornadas más críticas del suministro energético en lo que va de año.
El descontento ciudadano también apunta a la falta de fumigaciones, medicinas y agua potable, mientras aumentan los casos de enfermedades y se pierden alimentos por la ausencia de refrigeración.

La Habana colapsa entre basura, apagones y falta de agua
En municipios como Regla y Centro Habana, los vecinos denuncian haber pasado semanas sin suministro de agua.
A ello se suma el deterioro de la limpieza urbana: toneladas de basura permanecen acumuladas en calles y esquinas sin recogida oportuna.
El ministro de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), Armando Rodríguez Batista, reconoció recientemente que “esa basura no está contenida: está regada por toda La Habana”, confirmando el colapso sanitario.
Incluso periodistas oficialistas, como Ana Teresa Badía, han criticado públicamente la situación. En un post de Facebook, la comunicadora afirmó:
“La Habana huele a basura. Hay una indolencia institucional galopante. No culpemos solo al bloqueo; la empatía, el trabajo y el respeto por los ciudadanos no dependen de ningún bloqueo”.
Inundaciones y riesgo sanitario
En las últimas semanas, las lluvias torrenciales convirtieron calles de Centro Habana, Diez de Octubre y El Vedado en verdaderos ríos de desechos, mientras los apagones dejaban a la ciudad a oscuras.
Vecinos compartieron imágenes de contenedores flotando a la deriva y aguas contaminadas que entraban a portales y viviendas.
El problema de la basura en La Habana ya no es solo una cuestión estética, sino una amenaza directa para la salud y la seguridad de miles de habaneros.



