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Reflexiones en Radio El Mundo por Martin Rodríguez Flores: «ALEJANDRO ROMAY»

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Hoy se cumplen diez años de la muerte del creador de Canal 9 Libertad y de tantos éxitos como “Almorzando con Mirtha Legrand”, “La extraña dama”, “Grandes valores del tango” y “Alta comedia”.

Alejandro Argentino Saúl Ben Mahor nació en Simoca, provincia de Tucumán el 20 de enero de 1927. Luego sería conocido como Alejandro Romay.

Samuel y Rebeca Saúl, sus padres, hacían malabares para darle de comer a sus ocho hijos. Para distraerlos de los problemas cotidianos, Rebeca los llenaba de cuentos e historias fantásticas. Alejandro era el que siempre la escuchaba con fascinación. En su niñez, la ficción ayudó a Alejandro a sobrellevar días muy duros en los que limpió vidrios para sumar unos pesos a la economía familiar. Más tarde, en épocas más luminosas, la ficción también estaría de su lado.

La vida de Alejandro empezó a cambiar a los 12 años. Terminó la primaria con un promedio casi de 10. La directora de la escuela le consiguió una beca en un colegio dentro de la universidad de la provincia. Allí Alejandro podría no solo estudiar, sino también almorzar y dormir.

 

Romay recorrió el mundo pero nunca olvidó sus raices.
Romay recorrió el mundo pero nunca olvidó sus raices.

 

En la Universidad solían haber fiestas y eventos que se comunicaban por la radio de la institución. Alguien notó que la voz y la dicción de Alejandro eran muy buenas, y lo invitaron a convertirse en el anunciador. La primera vez que Alejandro quedó frente a un micrófono sería un momento inaugural; sería su debut en los medios de comunicación.

A los 19 años se hizo cargo de la dirección de Radio Aconquija. Ese mismo año se recibe de Perito Especializado en Química, mientras se dedicaba a lo que realmente le gustaba: ser locutor en LV7 Radio Tucumán. Allí el jefe de locutores le sugirió que adoptara un apellido artístico.

En relación con el apellido «Romay», hay dos versiones. Una dice que es en honor a un ídolo del fútbol: Juan Manuel Romay, jugador de Independiente. La otra se vincula con su apellido: Ben Mahor, que significa ‘hijo mayor’. «Romay», entonces, podría ser un anagrama.

 

 

Luego Alejandro viajó a probar suerte en las emisoras de Buenos Aires. Sus primeros trabajos fueron en Radio Rivadavia, Radio Mitre y en la por entonces superfamosa y popular Radio El Mundo, donde hizo dupla con quien, tiempo después, también sería una leyenda de la locución: Antonio Carrizo.

Años más tarde se daría cuenta de que el mundo de la televisión y del teatro también tenían mucho para darle. Un amigo cercano, el “Cholo” Peco, dedicado a los distribuidores de diarios y revistas, empezó a alentarlo para que tenga su propia radio. Alejandro se presentó a una licitación y ganó. Sin embargo, había un problema: no tenía dinero para comprarla.

El “Cholo” Peco le dijo que fuera al día siguiente con una valija grande. Allí fue Romay junto con su mujer, Leonor «Lita» Rosio, a la Av. Paseo Colón y Cangallo, donde estaban los repartidores de diarios y revistas, y empezaron a recaudar. Lita anotaba en un papel lo que aportaba cada uno. Así, llegaron a la suma de $650.000 y compró la radio con la “vaquita” que hicieron los canillitas.

Para 1958 Radio Libertad es un hecho. Alejandro le da una impronta popular de la mano de la música ciudadana y crea uno de sus primeros formatos memorables: “Grandes valores del tango”. La emisora es un éxito y el formato está llamado a convertirse en un clásico.

En la década del 60 decidió diversificar su negocio y adquirió el teatro El Nacional y el Teatro Argentino. Pero la gran inversión llega en 1963, cuando compra Canal 9 y lo renombra «Canal 9 Libertad». A partir de su incursión en el mundo de la televisión, Alejandro Romay se convertiría en un sello indiscutible y hasta sinónimo de televisión.

 

 

Romay basó el éxito de Canal 9 en su sensibilidad por captar el gusto popular. Pensó y creó programas para aquellos que regresan a sus hogares, luego de jornadas laborales intensas y necesitan un poco de entretenimiento. Sus más allegados destacan que Romay tenía una personalidad tan avasallante como humilde. Podía cerrar contratos, suplantar a un conductor, escribir un guion, buscar anunciantes, barrer un estudio y producir. Él hacía todo.

Cuentan que absolutamente todos los trabajadores de su emisora recibían el mismo trato respetuoso y cordial. No importaba si era una actriz, un director, un camarógrafo o un operador de luces. Romay sabía sus nombres, conocía sus problemas y disfrutaba de estar presente para ellos.

 

Carlos Calvo, Alejandro Romay, Mirta Legrand, Grecia Colmenares y Enrique Pinti.
Carlos Calvo, Alejandro Romay, Mirtha Legrand, Grecia Colmenares y Enrique Pinti.

 

Aquella cercanía probablemente alimentaba esa sensibilidad con la que pensaba nuevos formatos. El mejor ejemplo es el de aquel mediodía en el que mientras compartía un almuerzo con los trabajadores, uno de ellos dijo, un tanto en broma: “Acá debería haber una cámara para que grabe lo que decimos”. En esa frase, Romay encontró la idea que desarrolló y que se convirtió en otro clásico de la televisión: “Almorzando con las estrellas” que, luego, sería conocido como “Almorzando con Mirtha Legrand”, programa que ya lleva 57 años al aire y continúa.

En 1968 creó “Sábados de la bondad”, seis horas en vivo en las que se mezclaban el entretenimiento, la música y la solidaridad. Ya en los 70, se le ocurrió otro programa donde estudiantes de colegios secundarios compitieran por un viaje de egresados a Bariloche. Un jurado, un cofre de la felicidad y el resto en “Domingos para la juventud” hacen historia. Luego apostaría por “Alta comedia”, un ciclo unitario de ficción en el que juntó a los mejores actores y actrices de la televisión y el teatro.

A mediados de esa década, Romay decidió mudarse a Puerto Rico, donde se establece y compra dos canales de televisión. En 1984, ya con el retorno de la democracia en la Argentina, Romay recuperó la licencia de Canal 9 y comenzó con una de las etapas más creativas y exitosas de su vida. Nació “Nuevediario”, el noticiero central que lograba 40 puntos de rating por día y enfoques novedosos para las noticias. Los segmentos policiales eran los grandes protagonistas.

En los 90, apostó por la ficción y creó clásicos como “La extraña dama”, “Una voz en el teléfono” y “Más allá del horizonte”. Frente a las cámaras de Canal 9, Romay también le dio lugar a muchas caras nuevas entre las que se encuentran Guillermo Andino, Pablo Echarri, Natalia Oreiro, Germán Kraus, Cristina Pérez, Carolina Papaleo y Sofía Gala, entre muchos otros.

 

 

Influenciado por el contexto político y económico de los noventa, Romay vendió Canal 9 a un grupo australiano. Se dedicó a viajar por el mundo, invirtió en teatro y, sobre todo, disfrutó de su familia que formó junto a Lita. Con ella tuvo cuatro hijos Omar, Mirta, Viviana y Diego.

El 25 de junio de 2015, Alejandro murió a los 88 años de edad. Aún hoy, se lo conoce como «Alejandro Romay, el zar de la televisión». Una multitud de actores, productores, directores, artistas, periodistas y público en general lo despidieron en su teatro El Nacional.

ALEJANDRO ROMAY se fue de gira, y con él, una época de gloria para la televisión. “Los tropiezos, las debilidades, los triunfos y las derrotas que coseché no fueron más que los juegos de acertijo que me propuso la vida” escribió. Lo que lo conocieron y recuerdan a ese hombre pura pasión que se “jugaba” por sus actores, por sus equipos y la producción nacional no dejan de extrañarlo y con mucha melancolía parafrasear el dicho y decir: “¡Qué felices éramos con Romay!, y no nos dábamos cuenta…”.

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